El lenguaje importa

Recientemente se ha publicado un artículo en la prestigiosa revista British Medical Journal sobre la importancia que tiene el lenguaje que utilizamos los profesionales de la salud con las mujeres en el parto.

El lenguaje importa, de hecho es crucial. Como nos dirigimos a las mujeres y las palabras que utilizamos pueden tener un impacto profundo no solamente en las emociones de la mujer sino en los resultados de salud.

Porque sabemos por evidencia científica que una comunicación efectiva entre profesionales y mujeres con interacciones positivas durante el parto afecta de forma significativa la experiencia de parto de la mujer, y esto se reflejará en su salud mental y con el vínculo que establecerá con el bebé durante el periodo postparto. Además una comunicación eficaz y un buen acompañamiento se ha asociado a menor número de intervenciones en el parto y mejores resultados.

Utilizar un lenguaje adecuado es un tema de derechos humanos, de cultura de respeto. Los profesionales debemos abandonar el paternalismo y control y reconocer a las mujeres como adultas responsables y autónomas capaces de tomar sus propias decisiones informadas.

Es importante olvidar la jerarquía del profesional como figura autoritaria, reconocernos cómo iguales y ser facilitadores de salud, no poseedores de la verdad absoluta. Seguir esperando hoy en dia obediencia ciega por parte de las mujeres es negar sus derechos más básicos como personas.

Las decisiones deben ser tomadas por las mujeres siempre, en base a información veraz objetiva y científica, a partir de un lenguaje claro y entendible.

Son derechos humanos reconocidos recibir un trato respetuoso, privacidad y libertad de decisión en relación al parto. Es por tanto un deber profesional asegurarnos de que el lenguaje que utilizamos es adecuado para empoderar a las mujeres a tomar sus propias decisiones y respetar así los derechos más básicos.

En el artículo original del BMJ se adjunta una tabla donde se clasifican por categorías palabras o expresiones que deben ser cambiadas. La clasificación se divide en los siguientes grupos;

  • Lenguaje paternalista
  • Lenguaje que objetiviza a la mujer
  • Lenguaje que provoca ansiedad
  • Lenguaje dictatorial
  • Lenguaje que desanima
  • Lenguaje codificado

Se desaconseja referirnos a las mujeres como «ella» o «la primeriza de la habitación 7». Ella tiene un nombre y un apellido, el respeto empieza por dirigirnos a las mujeres por su propio mombre y no un número o adjetivo.

Otras recomendaciones incluyen dejar de referirnos a «bebés grandes». Basta de poner miedo a las mujeres con el tamaño de sus bebés, está demostrado que etiquetar a un bebé de «grande» aumenta la ansiedad materna y el riesgo de cesárea, incluso si al final el bebé no era grande, pero simplemente por la etiqueta que llevaba puesta.

Se pide elimimar frases cómo «tu bebé tiene sufrimiento fetal»… ¿en serio? Con esta sentencia definitivamente conseguirás que cualquier mujer ceda a cualquier intervención, pero de la forma más sucia y poco profesional. ¿Cuesta mucho decirlo de forma más entendible y suave, como por ejemplo «estamos apreciando cambios en el latido fetal…»?

Dejemos de utilizar jerga médica, hablemos a las mujeres sin códigos y abreviaciones, hablemos claro.

Basta de referirnos a «partos estacionados» «mujer que no colabora» «inducción fallida» «mujer de alto riesgo». Todas estas etiquetas hacen daño, porque ponen la culpa sobre la mujer y no solamente afectarán de forma negativa a las emociones de la madre sino que tendrán un impacto en los resultados meternos y fetales.

Es hora de cambiar. Es hora de poner consciencia en las palabras que utilizamos. El lenguaje importa, y no es un capricho, es un derecho humano ser tratada de forma digna y con respeto.

Más información;

http://blogs.bmj.com/bmj/2018/02/08/humanising-birth-does-the-language-we-use-matter/

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