El viaje hacia Bru

Buscarte

Todo empezaba hace unos años ya, cuando quedé embarazada por primera vez. No era un embarazo buscado, no era el momento perfecto ni estaba yo preparada como hubiera querido. Soy una persona muy intuitiva, y nunca conecté con el embarazo ni con la bebé (si, era una niña)…y esto me daba señales de que algo no iba bien des del principio. Cuando fuimos a la primera ecografía, a las 12 semanas, la cara y mirada de la ginecóloga me confirmaron lo que sospechaba. Pero nunca hubiera imaginado que sería un embarazo molar¿En serio?. Todo lo que implicaba un embarazo molar para mi cuerpo… Legrado, analíticas periódicas, radiografía de tórax, controles semanales durante meses… y un año para volver a quedarme embarazada. No era una pérdida normal…sino que implicaba muchas más cosas a nivel emocional y físico. Hablé mucho con mi cuerpo para que se recuperara rápido y eliminara las hormonas placentarias… y en dos meses mi cuerpo físico estaba recuperado. La vida me brindaba un año de tregua para hacer las cosas con conciencia, como siempre había querido… Así que trabajé mi cuerpo, mi mente y mis emociones, hasta que un año y medio después sentí que todo estaba preparado para recibir a un bebé.

El embarazo

Hacía 3 meses que buscábamos, cuando ese tercer mes intuí que él estaba dentro de mí. No necesite ningún test para saberlo… ya estábamos más que conectados.

No necesitaba ni quise muchas pruebas durante el embarazo… Sabía que todo estaba bien, mi cuerpo y su vitalidad me lo confirmaban cada día. Llevé un control del embarazo como yo quería y sentía, nada de protocolos…Todo transcurrió con mucha naturalidad y tranquilidad.

Su nombre no tardó en aparecer… Bru, que representa el fuego, el coraje, el que ofrece resplandor y protección . Ya en mi primer embarazo tuve muchas náuseas y vómitos y éste  parecía que iba por el mismo camino. Hasta las 18 semanas no pude cocinar o entrar en la cocina, Marc nos cuidaba.

En Mayo, nos fuimos a Menorca, “nuestra isla del amor”. Me bañé en el mar por primera vez con Bru dentro de mí. Y así todo el verano, le gustaba el agua, el mar y la sensación de libertad.

Yo seguía trabajando, y acompañando nacimientos… Así hasta las 29 semanas cuando sentí que ya necesitaba adentrarme más en mi propio embarazo.

Fue un embarazo muy activo, a pesar de no encontrarme muy bien a nivel digestivo, tener a Bru dentro me llenaba de energía. Caminábamos mucho, íbamos a Yoga un par de veces por semana, seguía trabajando asistiendo a reuniones, conferencias, dando alguna clase, escribiendo, etc.

Bru vivió la muerte de mi mejor amiga Marta dentro de mí, lloré como nunca su pérdida. Un accidente de coche se la había llevado injustamente y dejando a su pequeño bebé aquí. Todos estaban preocupados por Bru, por tener que vivir una experiencia tan dura ya en mi vientre…Le expliqué todo y me ayudó. Ya des del vientre materno experimentó que en la vida hay situaciones de alegría, otras de tristeza, pero todas se tienen que vivir y expresar para poder entender y procesar.

Al final del embarazo, el 29 de Octubre, embarazada de 34 semanas, volvimos a Menorca, esta vez con los padres y hermanos para casarnos con Marc. Fue una preciosa e íntima boda como siempre había soñado. Durante esos días disfrutamos de nuestro último baño en el mar del año y de los regalos que nos brindó la isla.

El parto

He acompañado cientos de partos como matrona… Desde el principio aprendí que cada parto tiene su toque de magia, no hay uno igual, cada uno con sus tiempos y sus particularidades.
Mi instinto me decía que todo iría muy bien, muy fluido y que Bru y yo trabajaríamos en equipo, a la una. Confío plenamente en el cuerpo de las mujeres para dar a luz, la capacidad de los bebés para nacer… pero de vez en cuando como madre aparecía alguna sombra, algún miedo… Entonces enseguida volvía a conectarme y pensar que al final todo iría como tuviera que ir…y que lo importante era vivirlo plenamente.

Todo empezaba el 6 de diciembre a las 39 semanas y 3 días, cuando después de hablar con mi madre por teléfono, fui al baño y al salir me quede de pie mirando a Marc mientras notaba un líquido caliente caer por mis piernas. Le dije a Marc “¡estoy rompiendo aguas!” mientras dejaba un enorme charco debajo de mí. Recuerdo ilusión, todo comenzaba, en pocas horas o días conocería a Bru en persona. Fui a darme una ducha y me puse una compresa. Tenía que cambiarme a menudo… había mucho líquido y era una sensación agradable. Le dije a Marc de mirar una película e ir a dormir, se cómo comadrona que es muy importante descansar bien para tener fuerzas y energía para cuando empieza el parto. Pusimos una película que no terminamos y ni recuerdo. Avisé por whats app a mis compañeras matronas de que había roto bolsa, pero que descansaran tranquilas, que no estaba de parto.

Nos fuimos a la cama, Marc se durmió pero yo al poco rato tuve que levantarme e ir al sofá… Tenía contracciones de preparto pero que no podía aguantar tumbada. Me coloqué varios cojines y me tapé con una manta. Iba teniendo contracciones que nunca conté, algunas más intensas que otras, y entre ellas dormía y descansaba. Hacia las 6 de la mañana eran un poco más fuertes y desperté a Marc para que me preparara una bolsa de agua caliente que me puse en el bajo vientre. Se hizo de día al poco rato y las contracciones se fueron espaciando hasta casi desaparecer con la luz del sol y el ruido de los albañiles que picaban en nuestra fachada. Pensé que podía estar días así… pero estaba tranquila.

Por la mañana vino Luci a verme, escuchó a Bru, todo estaba bien (aunque ya lo sabía). Desayunamos juntas y hablamos un poco de todo. Me dijo que vendrían las 3 (Inma, Roser y ella) a mi parto…que les hacía mucha ilusión (normalmente vamos 2 comadronas a los partos)… Y yo estuve encantada. Le dije que se fuera tranquila, que hasta la noche no pasaría nada. Pero ya antes de irse tuve un par de contracciones más fuertes que no me dejaban seguir con la conversación… Ella me miró con cara de que todo se estaba activando y se fue, quedamos en que las avisaría de cualquier cambio.

Al poco rato de irse Luci todo empezó a ser mas intenso. Era mediodía… Marc vio que empezaba a tener más contracciones y más intensas. Yo le dije que seguramente Bru nacería esa noche, que preparara todo. Mientras él se encargó de la logística y preparaba un caldo de pollo y verduras yo estaba en el sofá adoptando posiciones para pasar las contracciones que iban cada vez a más ritmo.

Marc iba viniendo, y me ofrecía comida que no me apetecía, agua, me iba cambiando el agua de la bolsa de agua caliente… Me dio caldo para comer que poco después vomité. Yo estaba en mi mundo, nuestro mundo. Me encontraba tranquila y feliz. De vez en cuando Marc volvía a aparecer y me preguntaba si quería llamar a las comadronas, que tenía contracciones cada 3 minutos desde hacía horas…y yo le decía que no. Que estaba bien y era pronto. Él se iba tranquilo y seguía preparando cosas.

Hacía rato, no sé cuánto, que sentía que las contracciones eran muy intensas, me dolía mucho la parte inferior de la barriga, sabía que era normal, que estaba dilatando aun. Gritaba con cada contracción y me tapaba entre cojines para gritar aún más. Le dije a Marc que me preparara la ducha, necesitaba agua.
Me senté en el suelo de la ducha y dejaba que el agua caliente calmara el dolor y la intensidad…y así fue. Pensé ¿estarás de preparto aun? (mente comadrona que de vez en cuanto aparecía).
Decidí salir de la ducha porqué me mareaba. Volví al comedor, entre cojines. La siguientes contracciones fueron MUY intensas, grité “me mueroooo” con cada una y Marc cogió el teléfono y llamó a mis compañeras. Cuándo escucharon los sonidos salieron corriendo, Luci en moto para llegar antes mientras Roser e Inma iban a buscar la piscina. Eran las 17:30h.

Recuerdo este momento nublado, muy intenso, el dolor era salvaje… ¡no podía más! Solo quería la piscina, el agua… lo necesitaba. De golpe apareció Luci, a las 18h sentí alivio. Me preguntó si quería escuchar el latido, le dije que no, que estaba bien y lo sabía. Realmente notaba una fuerte conexión con Bru y sabía que todo estaba bien. Luci me acariciaba el pelo y me daba de beber, yo le preguntaba dónde estaba la piscina…ella me decía que pronto estaría dentro. Y en pocos minutos entraban por la puerta Roser e Inma ¡con la piscina! Al escucharme se dieron prisa a montarla, no sabían si daría tiempo… Yo estaba en mi mundo salvaje y primal… ni abrí los ojos, sabía que estaban allí acompañándome, no necesitaba más.

Pude entrar en el agua por fin… Eran las 19h y fue una sensación tan agradable, todo mi cuerpo se relajó… pensé “ahora sí”. Y en la segunda contracción dentro del agua empecé a empujar instintivamente… algo que surge dentro de ti… una necesidad tremenda de empujar, de parir. Me movía fluidamente dentro del agua con cada contracción, tal y como mi cuerpo pedía. Gritaba intensamente, lo necesitaba. Mientras, entre contracciones, flotaba de placer…las endorfinas corrían por mis venas. Roser me daba agua fría para beber, Luci me refrescaba la frente con un paño frío y Inma iba escribiendo todo lo que sucedía en el partograma. No necesitaba más, me encontraba a gusto, tranquila, acompañada y segura.

De golpe, después de otra salvaje contracción, les dije “ya está aquí”. Notaba que pronto nacería. En la siguiente contracción introduje un dedo en la vagina y noté la cabecita de Bru a una falange… ya quedaba poco. Empujaba y notaba la “tortuguita”, su cabeza subir y bajar…con la sensación de desesperación que te deja… necesitas que salga, que nazca, empujas con todas tus fuerzas, pero no baja lo suficiente. En todo momento instintivamente tenía las manos protegiendo mi periné… notaba todas las sensaciones por dentro y por fuera…como madre y como comadrona.
La cabecita empezó a bajar, con la sensación tremenda de que te partirás en dos. Sabía que a pesar de sentirlo no pasa… así que empujaba fuerte cómo me pedía el cuerpo, sin miedo. Finalmente mis manos notaron como la vulva se iba abriendo, como con cada pujo un trozo más de su cabecita redonda asomaba. Hasta que finalmente salió del todo la cabeza de Bru, dentro del agua. Yo le acaricié… y me quedé semi sentada, con los ojos cerrados y en el más silencio absoluto. Una paz rondaba a nuestro lado. Ya casi estaba… Todos los presentes en silencio, mientras observaban el milagro del nacimiento una vez más. A los pocos minutos sentí la necesidad de empujar de nuevo, y yo misma lo recogí de entre mis piernas y lo acuné en mis brazos. Eran las 20:37h y Bru estaba aquí…tan dulce, tan calentito, tan suave…mi precioso bebé. Nada más salir entre mis brazos escuchamos su primer llanto. Estaba rosadito, plegadito y lleno de vérnix. Nos quedamos en silencio, hubo unos minutos que solo estábamos él y yo… abrazados, a gusto… amor pleno. Al poco rato apareció Marc darnos un beso. Estábamos los tres juntos… ¡qué sensación tan mágica!
Salimos del agua, aún éramos uno, la placenta seguía dentro de mí y Bru seguía conectado a mi a través del cordón umbilical. Nos tumbamos en el sofá, y alumbré la placenta. Luego Marc cortó el cordón umbilical y Bru empezó a mamar con fuerza.

El embarazo y parto de Bru fueron mágicos. Me  empoderaron como mujer y me reafirmaron como matrona la capacidad que tenemos las mujeres de gestar y parir como Diosas. No cambiaría nada de lo vivido, fue tan salvaje, tan instintivo, tan mamífero y tan intenso pero a la vez tan dulce y delicado. Las mujeres somos poderosas y debemos contarlo al mundo.

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