¿Porque nos cuesta tanto el inicio de la lactancia?
Hoy en día es difícil haber visto dar la teta a alguien cercano antes de ser madre por primera vez. Hemos perdido la tribu y la cultura de dar el pecho.
Y llega el día más importante, nace tu bebé, y tu instinto quiere alimentar a tu cria però parece que no es suficiente con querer.
Madres exhaustas, partos medicalizados, traumáticos, programados, hormonas sintéticas, separaciones de madres bebé… Son solamente algunos de los ejemplos que hacen que el inicio de la lactancia se presente turbuloso y difícil.
Las inseguridades, los comentarios externos, los mensajes contradictorios, la falta de apoyo se juntan a las dificultades físicas.
Parece ser que la naturaleza se ha vuelto contra ti. Quieres amamantar a tu bebé, lo sabes desde el fondo de tu corazón, pero algo esta fallando. Y no eres tu.
Vivimos en una sociedad donde prima lo fácil y rápido. Donde se premia el final pero no el camino. Una sociedad que ha perdido la esencia del hacer y estar. Y precisamente la lactancia requiere de todo lo anterior.
Dar la teta a demanda y de verdad requiere entrega absoluta. Implica parar el tiempo y los relojes para volcarse en tu bebé y sus necesidades. La lactancia necesita amor, paciencia, confiaza y apoyo.
Y es difícil tener confianza en nuestra capacidad de amamantar y criar cuando venimos de partos donde la mujer no ha tenido voz, no se ha sentido protagonista ni ha sido respetada en sus decidisiones e incluso a veces ha sentido que su cuerpo fallaba.
La lactancia puede curar heridas profundas que se han creado durante el parto. Ser capaz de alimentar a tu bebé a partir de tu propio cuerpo y sin necesidad de nada ni nadie más devuelve la confianza en una misma, en su cuerpo, su ser y su poder.
El inicio requiere apoyo en las necesidades y demandas del día a día. Ser cuidada para poder cuidar. Poder olvidarse de todo lo demás, para poder entregarse a lo que es importante y que no puede esperar, tu bebé.
El apoyo incluye también la tribu, los grupos de madres, el acompañamiento entre iguales para poder recuperar el sentido de familia, de crianza compartida y de red.
Tener una matrona de confianza, actualizada y cercana puede ser un factor decisivo. La evidencia científica ha mostrado que las mujeres acompañadas por matronas tienen mejores porcentajes de lactancia materna exclusiva y mayor duración de la lactancia. Las matronas somos referentes en normalidad sexual y reproductiva, y la lactancia forma parte de ello.
Solamente haciendo visible la lactancia de verdad, la lactancia a demanda sin chupetes ni interferencias, la lactancia que no entiende de planes ni horarios ni relojes, contribuiremos a normalizar lo normal y fisiológico.
Solamente así conseguiremos recuperar la cultura de dar la teta y quizás nuestras hijas no necesiten todo esto. Dejemosles la mejor herencia, la confianza en sus cuerpos poderosos.
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